En el 2019 decidí que era hora de renovar mi equipo de trabajo. Tras mucho esfuerzo logré comprarme una nueva Macbook Pro de Apple cuyo modelo era el último que se fabricó con Touch Bar. Me pregunté por qué algo tan simpático y a la vez innovador, ya no se fabricaba más. ¿Tal vez no resultaba útil a los usuarios? En mi caso particular, no es que me sea imprescindible, pero me ayuda con algunas acciones rápidas, como brillo, volumen, controles de Spotify, shortcuts de Photoshop, Siri, entre otros.
Pero bien, veamos en detalle qué pasó con esta maravilla que prometía, pero no fue:
.
Solo para entendidos
La Touch Bar estaba, digamos, demasiado adelantada a su tiempo. Una idea realmente interesante y tecnológicamente factible, pero no lo suficientemente factible para una adopción generalizada. Algo así como los TV en 3D o cascos de realidad aumentada. La Touch Bar, que a esta altura no se incluye en ninguna Macbook, fue una idea realmente genial y bien ejecutada pero –hay que decirlo– solo adoptada y querida por nosotros, los fans de la manzana mordida.
La Touch Bar fue una de ésas característica innovadoras a las que Apple nos tenía acostumbrados. Pero, a pesar de su gran potencial, no cumplió con las expectativas iniciales. Esta tira de pantalla táctil OLED, introducida en las MacBook Pro desde el 2016, prometía revolucionar la experiencia de usuario en las computadoras Macbook. Reemplazaba, por así decirlo, la típica tira de botones de funciones. Sin embargo, la falta de interés, tanto por parte de los desarrolladores como de la mismísima Apple, limitó su adopción y la relegó al estado de «prueba de concepto».
.
Ventana al futuro
El día de su lanzamiento, la Touch Bar se percibió como una ventana al futuro de la informática. Permitía acciones como la búsqueda en archivos multimedia en QuickTime, la selección de marcadores en Safari y la activación de funciones contextuales cuando se utilizaban diversas aplicaciones. Era como si los menúes que usualmente tocábamos con el puntero se hubieran trasladado al teclado físico de la Macbook. ¡Wuau!
Pero, a pesar de la gran promesa que parecía ser, nunca alcanzó su máximo potencial. Su capacidad de personalización era limitada y la mayoría de las aplicaciones de terceros no lograron aprovecharla de manera efectiva. Ni siquiera las propias aplicaciones de Apple lograron utilizarla de manera uniforme. Mientras que para algunas aplicaciones, como QuickTime, resultaba útil, en otras, como Voice Memos, su utilidad era casi nula.
.
Tener o no tener Touch Bar
Pero la limitación más significativa fue que solo estaba disponible en los modelos más caros de la MacBook Pro. Si comprabas la MacBook Pro más barata, tenías que resignarte y prescindir de tener Touch Bar. Y así fue que la mayoría de la gente prescindió y se las arregló sin ella. Esto, obviamente, restringió más su alcance y desalentó a los desarrolladores a invertir tiempo y recursos. Con el tiempo, quedó claro que Apple no estaba dispuesta a impulsar esta característica ni a fomentar su adopción por parte de terceros.
En conclusión, la Touch Bar se convirtió en un intento de mostrar su compromiso con las computadoras portátiles Macbook en un momento en el que los usuarios buscaban una alternativa elegante y atractiva a las portátiles PC con Windows. Hoy en día, con sus procesadores M2 y M3, más una línea de Macbook de alto rendimiento y una excelente duración de batería, Apple ha reafirmado su dedicación a los equipos portátiles de una manera tal que ya no requiere de una Touch Bar para demostrarlo.
.
Susan Kare: la diseñadora de los íconos de Apple
A mí, aún hoy, me resulta bastante útil, aunque ciertas funciones se van deshabilitando con cada nueva actualización. Una pena, porque –repito– era simpática.